Opinión

La poesía humorística

Izq. Poeta Baltasar de Alcázar Der. Poeta Luis Carlos "El Tuerto" López

Por: Tomás Rodríguez Rojas

Docente, historiador y escritor

La palabra poesía viene del griego poeioo que significa creación. De este idioma pasa al latín donde, con el mismo significado, se transforma en poesis.

 Del latín ingresa al torrente del español y gracias a la dialéctica del lenguaje se convierte en poesía, que es la creación de belleza mediante la palabra.

Poesía es creación. Es recreación de vivencias a través de la palabra. Emana de las fibras más sensibles del hombre como el agua cristalina de las entrañas de la tierra. Proyecta realidad y fantasía.

Poesía encarna nostalgias, sueños, pasiones, tristezas y alegrías. Tiene la virtud de emocionar y asombrar con la fuerza suave de su propia belleza.

Va desde la fruta madura y el árbol florecido hasta los estados superiores del alma.

Son ya legendarios los temas que avivan la inspiración de los poetas. Por ejemplo, los elementos de la naturaleza: el sol, la luna, las plantas, los animales, las montañas y el mar.

Los seres más queridos: padres, hijos, la esposa, la mujer en general y los amigos; las manifestaciones espirituales y materiales de la cultura; ciertos hechos trascendentales.

En fin, todo es susceptible de recreación mediante la palabra mágica de los aedas.

De otra parte, el humorismo es la forma de recrear una situación a través de la ironía, del sarcasmo, del apunte ingenioso.

Es diferente del chiste, que es circunstancial. El humorismo es creativo, requiere de ingenio, a veces es sutil e invita a pensar. A diferencia del chiste, el humorismo trasciende.

Existe, por supuesto, una poesía humorística que puede estar presente en cualquiera de las motivaciones clásicas.

Es decir, el buen humor, la ironía y la gracia, pueden aflorar en temas tan disímiles como el amor, el mar, la vida y muchos otros.

En este género, con suma frecuencia, los bardos apelan al elemento sorpresa, a la contradicción picaresca. Por ejemplo, Baltasar de Alcázar, un poeta sevillano del siglo de oro, evoca así sus preferencias:

Más cerca de nosotros el genial Tuerto López le canta a su ciudad natal, la colonial y aristocrática Cartagena de Indias, a los personajes que la adornan, el mar azul, a todo el paisaje natural y cultural de la urbe, siempre con versos irreverentes.

Recordemos sus palabras para las jóvenes libertinas de la época:

Decepcionado le canta a Camila, la novia que no pudo ser. La mujer “más simple que el icaco y la guama”, según los versos del Tuerto. Repasemos esta sextina.

 

En este artículo me anima también el propósito de subrayar que la cultura no solo florece en las academias, también en el pueblo. O mejor, sobre todo en el pueblo que es la fuente primigenia de ella.

Creador de cultura es el científico que participa en las más complejas investigaciones, y también el artesano que teje hamacas y mochilas con amor.

Creador de cultura es el filósofo que produce los más sesudos ensayos, y el músico que apenas sabe leer y escribir, pero lleva en el alma el suficiente estro para componer canciones inmortales.

En fin, creador de cultura es aquel decimero que en plena plaza de Lorica improvisa una décima genial, para contestarle al atrevido contrincante que propuso a manera de pie, la expresión “Jesucristo en la bragueta”.

 

Tomás Rodríguez Rojas

Historiador, licenciado en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Atlántico y especialista en Estudios Pedagógicos de la Universidad de la Costa. Profesor, escritor y directivo docente