¿Cómo pueden colaborar mejor los países para combatir futuras pandemias y garantizar un trato justo a los más pobres?
Esa es la pregunta que lleva dando vueltas en el seno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde que se logró controlar la pandemia de covid-19 en el mundo y que mantiene a los 194 miembros de la institución negociando un nuevo tratado para intentar estar mejor preparados.
Según Tedros Adhanom Ghebreyesus, director del organismo, se produjo un “apartheid de las vacunas” durante la pandemia de coronavirus.
Para él, quedó en evidencia las diferencias que hay en el planeta con las dificultades que tuvieron los países en vías de desarrollo para acceder a vacunas vitales que fueron compradas por los países ricos.
El cálculo de muertes en todo el mundo durante la pandemia asciende a casi 7 millones de personas.
¿Qué es el acuerdo pandémico?
El objetivo es que sea un tratado jurídicamente vinculante, aunque aún no se ha acordado su contenido ni la forma exacta que tendrá.
Para ello la OMS ha creado un comité de negociación intergubernamental (INB) que tiene como función negociarlo y redactarlo.
La composición de los seis miembros del comité fue cuidadosamente equilibrada geográficamente, con representantes de Brasil, Egipto, Japón, Países Bajos, Sudáfrica y Tailandia al frente de las conversaciones.
Tienen plazo hasta el 27 de mayo de 2024 para presentar un acuerdo ante la Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de decisión de la OMS, que cuenta con la participación de los ministros de sanidad de sus Estados miembros.
La idea es que con el nuevo tratado se logre un avance evidente en relación a las normas vinculantes actualmente vigentes en la OMS, conocidas como Reglamento Sanitario Internacional (2005), que establecen las obligaciones de los países cuando haya eventos de salud pública que pueden traspasar fronteras.
Entre ellas figuran la notificación inmediata a la OMS de una emergencia sanitaria y la adopción de medidas sobre el comercio y viajes.
El Reglamento se adoptó tras el brote del Síndrome respiratorio agudo grave (SARS) entre 2002 y 2003 y se sigue considerando funcional para epidemias regionales como el Ébola, pero inadecuado para una pandemia mundial.
Estas normativas también se están revisando a medida que se negocia el tratado mundial sobre pandemias.
Tres puntos principales de desacuerdo
El borrador del acuerdo pretende ofrecer un acceso justo y equitativo a diagnósticos, vacunas, equipos de protección personal y medicamentos.
“Durante la última pandemia, África fue la última región en tener acceso a las vacunas y estuvo a merced de los países del norte”, afirmó el tailandés Viroj Tangcharoensathien, vicepresidente del INB y representante de los países del sudeste asiático ante ese comité.
Según él, los países que identifican como del “norte global” y del “sur global” están divididos en tres cuestiones clave:
La propiedad intelectual y el intercambio de conocimientos necesarios para fabricar vacunas y medicamentos.
Financiación para que los países en desarrollo se preparen y respondan a los brotes pandémicos.
Acceso a los recursos genéticos y reparto de los beneficios asociados a su uso
Patentes de medicamentos
Piotr Kolczynski, asesor de política sanitaria de la Unión Europea para la organización no gubernamental Oxfam, afirma que las conversaciones están “estancadas”.
“No se avanza debido a la postura de línea dura de la UE y EE.UU.”, afirma.
La UE y EE.UU. albergan a algunos de los mayores fabricantes de medicamentos del mundo.
“Dicen que la propiedad intelectual es la piedra angular de la innovación en la industria farmacéutica, pero no dudan en tomar medidas decisivas para superar a nivel nacional las barreras que suponen las patentes “, explicó Kolczynski a la BBC.
Como ejemplo mencionó el caso de Moderna, a la que el gobierno estadounidense permitió anular prácticamente cualquier patente que deseara durante la pandemia de covid.
Mientras tanto, la UE está llevando a cabo una importante revisión de su legislación farmacéutica y de patentes.
El brazo ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, ha propuesto un mecanismo de licencias obligatorias por el que podría anular una patente farmacéutica en todo el bloque de 27 miembros en caso de una futura pandemia, añade.
“Reconocen que los derechos de propiedad intelectual pueden ser una barrera, pero se oponen a medidas que ayuden a los países en el ‘sur global’ a superar esas barreras”, resaltó Kolczynski, quien también representa a la People’s Vaccine Alliance, una coalición de más de 100 organizaciones que exige que las vacunas, los tratamientos y las pruebas de covid-19 estén disponibles gratuitamente para todos y en todas partes.
“Es un doble rasero por parte de los países ricos y están siendo hipócritas”, acusó.