Olivia Maurel, atea declarada, “influencer” y activista en contra de la maternidad subrogada, se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano el jueves 4 de abril, en una audiencia privada que no figuró en la agenda oficial del Pontífice.
Maurel, quien también se define a sí misma como “feminista”, nació por gestación subrogada. Al enterarse de ello, ya de adulta, sufrió de una fuerte depresión que le llevó incluso a querer quitarse la vida.
Esta experiencia le sirvió para alzar la voz en contra de los vientres de alquiler y para concienciar a la sociedad de las graves consecuencias que deja en las personas, especialmente en las madres y los hijos.
Actualmente, imparte discursos y participa en conferencias para denunciar esta “práctica abominable” — como ella misma define —, y se ha convertido en una activista internacionalmente conocida.
El Santo Padre recibió a Maurel, de 32 años, y a su marido en el Vaticano en el marco de la conferencia Internacional de la “Declaración de Casablanca para la Abolición de los Vientres de Alquiler”, que se celebra en Roma los días 4 y 5 de abril.
Previamente al encuentro, la activista y madre de tres hijos escribió una carta al Papa Francisco contándole su historia. La audiencia privada en el Vaticano duró media hora y durante las conversaciones el Santo Padre denunció que la maternidad subrogada es un “mercado global” que explota a las mujeres.
En sus redes sociales, Olivia Muriel publicó una fotografía del encuentro y destacó el “buen humor en todas las circunstancias” del Papa Francisco.
“Al presentarme como feminista y atea, con toda sencillez, el Papa Francisco, a quien conocí como Jefe de Estado, mostró una gran empatía. Le doy las gracias por ello”, escribió en su perfil de la red social X.
Práctica inhumana
En junio de 2022, el Papa Francisco advirtió que la dignidad humana está siendo amenazada por “la práctica inhumana” del llamado “vientre de alquiler” ya que se explota a las mujeres y se trata a los niños “como mercancía”.
“La dignidad de hombres y mujeres también se ve amenazada por la práctica inhumana y cada vez más extendida del ‘vientre de alquiler’, en la que se explota a las mujeres, casi siempre pobres, y se trata a los niños como mercancía”, denunció el Papa.