Aunque el impacto económico y social que vivió Colombia luego de la pandemia no fue homogéneo por regiones, en los últimos años han sido notables los desafíos en extraedad y los bajos resultados académicos que han puesto a prueba la resiliencia del sistema.
Así lo comprueba el más reciente Índice Departamental de Competitividad (IDC) 2023, que presenta cada año una visión integral del desempeño de las ciudades y un diagnóstico del estado competitivo de los 32 departamentos y la ciudad de Bogotá, para el año 2023.
El análisis está compuesto por 108 indicadores, distribuidos en 13 pilares que se agrupan en 4 factores de competitividad: Condiciones Habilitantes; Capital Humano; Eficiencia de los Mercados y Ecosistema Innovador.
Entre los pilares que analiza el factor Capital Humano, destaca el de Educación Básica y Media que permite revisar la cobertura y la calidad de la educación de los 32 departamentos y la capital del país. En una escala de puntuación de 0 a 10, este pilar es liderado por Boyacá, con una puntuación de 8,23, seguido de Santander, con 7,96, y Quindío, con 7,52.
Con base en el IDC, el Observatorio de Educación del Caribe Colombiano analizó cómo le fue a la educación básica y media de la región Caribe, en términos de cobertura y calidad de la educación, en comparación con los resultados obtenidos por el resto de los departamentos del país.
Principales causas
Aquí destaca las principales causas del rezago en la región, al analizar el comportamiento de algunos de los indicadores que conforman este pilar:
- Los departamentos de la región Caribe se sitúan entre los menos competitivos del país: los departamentos caribeños tienen puntajes bajos en comparación con otros del país. Por ejemplo, Atlántico (puesto 15, puntaje 6,45), Bolívar (puesto 18, puntaje 6,27), Córdoba (puesto 19, puntaje 6,00), entre otros, contrastan con Boyacá (puesto 1, puntaje 8,23) y Santander (puesto 2, puntaje 7,96).
- Los resultados en el Caribe parecen estar fuertemente influenciados por los bajos niveles de cobertura neta en los niveles inicial y final de la educación básica: Cesar (4,6) y Córdoba (3,97), se ubican en los puestos 27 y 30 a nivel nacional, respectivamente. Además, se observa un bajo desempeño en la cobertura neta en educación media en La Guajira (3,53), situado en el puesto 31.
- El obstáculo de los docentes sin formación de posgrado: en cuanto a la calidad, preocupa en el sector oficial el nivel de formación de docentes y los resultados en las pruebas Saber 11. En el primer caso, preocupa Cesar (2,56), Magdalena (1,15) y La Guajira (0,66), ocupando los lugares 26, 27 y 28 a nivel nacional, respectivamente. En el segundo, alarman los bajos resultados en las pruebas de estado en los colegios públicos de La Guajira (3,28), Magdalena (3,08) y Bolívar (2,36), correspondientes a los puestos 28, 29 y 30.
- Los problemas de eficiencia en el primer y último tramo de la trayectoria educativa: especialmente en relación con la población en extraedad; considerando que la cobertura neta excluye a estudiantes que están por encima o por debajo de la edad correspondiente al nivel educativo. Situación que ha sido agravada por el incremento de las tasas de repitencia y el fenómeno migratorio.
- Inversión en calidad educativa: a pesar de las inversiones significativas en infraestructura escolar y programas de becas, los datos cuestionan la eficacia de estas iniciativas. Es imperativo implementar un modelo de evaluación riguroso para medir el impacto de estas inversiones y asignar recursos de manera más efectiva.
Análisis del Observatorio de Educación
Para Jorge Valencia, coordinador del Observatorio de Educación del Caribe, es importante destacar que las secretarías de educación de las entidades territoriales del Caribe han realizado esfuerzos para ampliar el alcance de los programas de metodologías flexibles.
Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para abordar esta situación de manera efectiva.
De acuerdo con análisis de los resultados del pilar Educación Básica y Media, en términos de cobertura y calidad, la región sigue sin lograr consolidar una masa crítica de docentes formada a nivel de posgrado, lo que potencialmente le permite tener un impacto positivo sobre los niveles de aprendizaje de los estudiantes.
“Teniendo en cuenta que estudios en el área de la economía de la educación muestran que una mayor presencia de docentes con posgrados puede estar asociada con mejores resultados académicos de los estudiantes, es fundamental aumentar el acceso de los docentes del sector oficial a una oferta de formación de posgrados pertinente y de calidad”, compartió el coordinador.
Desde el Observatorio de Educación se sugiere, además, un mayor enfoque en la formación docente y el desarrollo de programas de incentivos que atraigan a educadores con la mejor formación, a las instituciones que más lo necesitan.
“Estudiar muy bien la calidad de los programas de formación avanzada y en servicio que se les ofertan a los maestros por medio de los programas de becas, y elegir IES de calidad, cuyos procesos de formación estén centrados en la transformación de la práctica docente en contexto, y en trabajar con enfoques diferenciales para cada área de formación y nivel educativo”, añadió Valencia Cobo.
En cuanto a la inversión de la calidad educativa, el Observatorio indicó que, en el último quinquenio, las entidades territoriales de la región han informado sobre inversiones significativas en infraestructura escolar, programas de becas para maestros y proyectos para el mejoramiento de competencias de los estudiantes.
“No obstante, los datos del ICD 2013 cuestionan la cantidad y eficacia de esta inversión. Por tanto, sugerimos implementar un modelo riguroso de evaluación de impacto de las inversiones en educación y orientar más recursos a la modernización de las secretarías de educación, especialmente para mejorar y potenciar sus capacidades técnicas”, concluye Jorge Valencia, coordinador del Observatorio de Educación.
Sobre el Observatorio de Educación
Es el centro de pensamiento de la Universidad del Norte, diseñado para contribuir al análisis y divulgación de los indicadores del sistema educativo en la Región Caribe. Se ha consolidado a lo largo de 20 años, con una fuente confiable de información analítica, que sirve de base para el proceso de toma de decisiones en educación, y la formulación de políticas públicas basadas en evidencias.
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