“Este DNI tiene, como todos los cuerpos de inteligencia que existen en el Estado colombiano, una directriz del presidente que se debe cumplir estrictamente: la investigación de los capos del crimen, llámese corrupción, llámese contrabando, ganaderías ilícitas en la selva amazónica, llámese oro ilícito, llámese extorsión, esclavitudes modernas, cocaína, etcétera. Ese es el objetivo”.
Con estas palabras, el presidente Gustavo Petro Urrego fijó el derrotero que deberá cumplir el nuevo director nacional de Inteligencia, Carlos Ramón González, a quien posesionó en el Salón Protocolario de la Casa de Nariño.
“Ningún opositor, cualquiera que sea, ningún miembro de la justicia, ningún miembro de la prensa debe ser vigilado por esta instancia. Mucho menos miembros del parlamento, como si lo fue en el pasado. Incluso yo fui víctima de eso”, advirtió el mandatario.
Situó los orígenes del DNI en el antiguo Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), una entidad que terminó disuelta debido a que, “desde estas oficinas” tuvo el propósito “de vigilar a la oposición, a la justicia independiente y a la prensa independiente”.
Alertó sobre la posibilidad de que esta “criminalidad, como mis propias investigaciones parlamentarias lo demostraron, muy presumiblemente está ligada a intereses políticos”.
Y enfatizó que “nosotros hemos sido claros que al recibir los pedazos de esta institución que están diseminados en la Fiscalía, en Migración (Colombia) y en la DNI que nosotros no podemos usar la inteligencia con ese mismo propósito”.
