jueves, noviembre 21, 2024
Salud

Edulcorantes artificiales, ¿saludables o peligrosos?

Los nuevos avances en la llamada paradoja de los edulcorantes sin azúcar han puesto aún más en duda si los edulcorantes artificiales representan una forma saludable de reducir calorías o una opción potencialmente peligrosa.

En estudios recientes se han explorado las conexiones entre diversas alternativas al azúcar y los riesgos para la salud cardiovascular y la ansiedad, entre otras inquietudes.

Tal vez lo más notable sea un estudio reciente que consta de varias partes en el que se encontró que una opción concreta provocaba un aumento del riesgo de padecer afecciones cardiacas importantes a tres años.

El estudio constó de tres partes principales. En primer lugar, en 1.157 pacientes en los que se realizó una evaluación cardiaca, los investigadores descubrieron que los niveles elevados de eritritol se asociaban a mayores riesgos. Estos hallazgos se reprodujeron luego en dos grandes poblaciones de dos regiones diferentes.

Los investigadores también descubrieron que añadir eritritol a la sangre total o a las plaquetas provocaba la activación de la coagulación.

Por otra parte, también observaron que la ingesta de 30 g de una bebida endulzada con eritritol (equivalente a una lata de bebida o unos 470 ml de helado cetogénico) inducía aumentos marcados y sostenidos (> 2 días) de los niveles de eritritol plasmático en ocho voluntarios sanos.

La cuestión sigue siendo controvertida porque algunos expertos señalan que el eritritol puede producirse en el interior del cuerpo humano y que su ingesta en la dieta de la mayoría de las personas suele ser baja.

Sin embargo, el autor principal, Dr. Stanley L. Hazen, Ph. D., señala que los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de 2013-2014 de Estados Unidos muestran que la ingesta diaria estimada de eritritol alcanza los 30 g/día en algunos individuos.

Estudios anteriores

No es la primera vez que se relaciona un edulcorante artificial con las enfermedades cardiovasculares.

Un estudio prospectivo a gran escala de adultos franceses publicado el pasado mes de septiembre reveló que la ingesta total de edulcorantes artificiales proveniente de todas las fuentes se asociaba a un mayor riesgo general de enfermedad cardiovascular y cerebrovascular.

El estudio incluyó a 103.388 adultos franceses de la cohorte NutriNet-Sante, de los cuales, 37,1% declararon consumir edulcorantes artificiales. Los sustitutos del azúcar evaluados fueron principalmente el aspartamo (58% de la ingesta de edulcorantes), el acesulfamo potásico (29%) y la sucralosa (10%).

Durante un promedio de 9 años de seguimiento, la ingesta de edulcorantes artificiales se asoció con un aumento de 9% en el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares o cerebrovasculares.

Estos consistieron en infarto de miocardio, síndrome coronario agudo, angioplastia, angina de pecho, ictus o ataque isquémico transitorio, con un hazard ratio de 1,09 (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,01 a 1,18; p = 0,03).

La ingesta promedio fue de 42,46 mg/día entre los consumidores, lo que corresponde aproximadamente a un sobre de edulcorante de mesa o 100 ml de refresco dietético. La tasa de incidencia absoluta de eventos cardiovasculares o cerebrovasculares en las personas que más consumían fue de 346 por 100.000 años-persona frente a 314 por 100.000 años-persona en los no consumidores.

La ingesta de aspartamo se asoció especialmente con un mayor riesgo de eventos cerebrovasculares, mientras que el acesulfamo potásico y la sucralosa se asociaron con un mayor riesgo de cardiopatía coronaria.

El aspartamo también se asoció recientemente con un mayor riesgo de ansiedad en un estudio preclínico realizado en ratones. Los investigadores observaron que los ratones que bebían agua con aspartamo mostraban comportamientos de ansiedad acentuada en pruebas de laberinto.

Dosis equivalentes

Esto ocurrió con dosis equivalentes a menos de 15% de la ingesta diaria máxima humana recomendada por la Food and Drug Administration de Estados Unidos. La exposición al aspartamo también dio lugar a cambios en la expresión de genes que afectan a la amígdala, una región del cerebro que regula la ansiedad y el miedo.

La administración de diazepam, que se utiliza para tratar el trastorno de ansiedad generalizada, alivió el comportamiento de ansiedad en los ratones.

Estos y otros estudios similares dejan a los médicos en una posición difícil. En respuesta al estudio sobre el eritritol, el Dr. F. Perry Wilson señaló “no estoy muy preocupado ahora mismo por mi edulcorante fruta del monje o mi chicle sin azúcar o mi pasta de dientes. Mientras que los daños de los sustitutivos del azúcar siguen siendo en su mayoría teóricos, los daños del azúcar son demasiado reales”.

Su conclusión de que el eritritol puede ser “el menor de dos males” se basa en conclusiones bien establecidas sobre los productos azucarados que contienen sustancias como el jarabe de maíz de alta fructosa. Las bebidas azucaradas se han relacionado con el cáncer colorrectal, la enfermedad inflamatoria intestinal y la esteatosis hepática no alcohólica, entre otras.

Para algunos expertos, el mejor consejo es la moderación, ante todo, evitando el exceso de azúcar y de edulcorantes artificiales. Adoptar consejos sencillos y comprobados, como beber más agua y menos bebidas procesadas, puede ser la mejor estrategia.

Sin embargo, la popularidad de la Tendencia clínica de esta semana parece indicar que la gente sigue bastante interesada en conocer la evidencia en torno a las alternativas al azúcar.