Apenas de 600 millones de personas en todo el mundo han sido vacunadas, al menos parcialmente, contra la covid-19.
Esto significa que más de 7.000 millones aún están sin vacunar.
La mitad de todas las dosis las suministraron a personas que viven principalmente Estados Unidos y naciones europeas.
Decenas de países, especialmente en África, apenas han comenzado sus campañas de inoculación.
Mientras en los países ricos prevén que la pandemia retroceda en unos meses, los más pobres se enfrentan a la perspectiva de años de sufrimiento.
El nacionalismo y las acciones de los gobiernos contribuyen en gran medida a explicar la marcada desigualdad entre los que tienen vacunas y los que no tienen.
También lo hace la inacción de los gobiernos. Y no se puede ignorar el poder de las empresas farmacéuticas, que a veces parecen tener todas las cartas en la mano.
Algunas de las razones del déficit de vacunas son:
- Solo hay algunas plantas en el mundo que fabrican vacunas y solo algunas personas están capacitadas para hacerlas, y ya estaban ocupadas antes de la pandemia.
- Asimismo, la capacidad de producción de materias primas biológicas también es limitada.
- Los países más ricos del mundo se comprometieron a aportar más de 6000 millones de dólares a Covax, pero algunas de las promesas aún no se han cumplido.
- La campaña Covax también perdió terreno cuando surgió la preocupación de que la inyección de AstraZeneca, columna vertebral del esfuerzo
- Muchos defensores de la salud pública piden a los gobiernos compartir patentes, pero ningún productor de vacunas lo ha hecho voluntariamente
- Estados Unidos sigue muy por detrás de China y Rusia en la “diplomacia de las vacunas”.