Por: Elkin De la Hoz
Columnista Deportivo
Twitter: @tiburoncanibal
Cuál será la fecha de reinicio para el Fútbol es la pregunta que se hacen muchos y para la cual no hay respuesta aún.
Con el anuncio hecho este lunes por el presidente Iván Duque, de extender la cuarentena hasta el 11 de mayo, resulta muy poco probable pensar que este semestre se jugará de nuevo. Teniendo en cuenta, además, que se requieren de entre 15 o 20 días para re-acondicionar físicamente a los jugadores.
Con este panorama surgen varios interrogantes, y el primero de ellos es la forma como se jugará lo que resta de la liga I y la liga II. ¿se podrá terminar la actual liga? ¿se debe cancelar y empezar otra el próximo semestre? ¿jugar cuadrangulares con las posiciones actuales? ¿Cómo quedará el tema descenso?
Difícil decisión teniendo en cuenta varios factores como el económico, contractual y deportivo, entre otros.
Han aparecido en ese sentido varias propuestas en el seno de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor). Algunas interesantes y otras que le hacen homenaje al “macondo” de Gabriel García Márquez, como agrupar a los 20 equipos en una sola ciudad y jugar un torneo exprés.
Jugar un torneo largo con un campeón a final de año, me parece lo más adecuado y justo. Tomar las ocho fechas jugadas y desarrollar el calendario como se tenía previsto (sin cuadrangulares y campeón en el primer torneo) empalmando con la liga II y así completar un torneo largo con partidos de ida y vuelta.
Pero más allá del cuándo y cómo se vuelve, la pregunta debería ser si vale la pena arriesgar a jugadores, técnicos, médicos, preparadores, periodistas y todos los que hacen parte del fútbol.
En el día de ayer (lunes 20 de abril), Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol presentaron al gobierno un “protocolo de salubridad para la reactivación del fútbol profesional en Colombia”. En el documento que consta de 71 páginas, explican cómo sería el proceso para volver a jugar a puerta cerrada. Entrenamientos, pruebas cada 72 horas, seguimiento a personal, viajes, hoteles, traslados etc.
Se apoyan en el concepto de expertos extranjeros que afirman que se puede volver a la competencia siguiendo todos los procedimientos de los que habla el documento.
En la teoría resulta maravilloso, pero es difícil creer que en la práctica se pueda llevar a cabo todo lo anunciado en ese mágico documento cuando no han podido con temas mucho menos complejos.
La gran mayoría de los clubes afrontan una dura situación económica, agudizada por la actual crisis sanitaria.
Un equipo grande como Santa Fe, se acogió a la ley 1116 del 2006 o ley de insolvencia para poder garantizar la operación. Clubes como Once Caldas y Jaguares suspendieron contrato a jugadores y el presidente de un gigante como Nacional, anunció la semana pasada que: “se les acabó la gasolina”.
Comprende uno entonces el desespero por volver a la actividad viendo el oscuro panorama financiero de los equipos. Situación que es producto de malas administraciones, cero planificación y nulos proyectos deportivos. Como también a las malas decisiones de negocio, como el contrato de Televisión que firmaron y del que ahora se quejan todos.
Debido a todo esto, muchas voces se han levantado pidiendo la salida del actual presidente de Dimayor, Jorge Enrique Vélez. Se ha creado un bloque de oposición de al menos 15 clubes que piden la salida inmediata del directivo. Lo culpan, de más o menos engañarlos con el negocio de la TV, de prometerles una plata que no llegó, de utilizar recursos sin la autorización de la asamblea y de haber quebrado la relación con el gobierno nacional.
¿Pero, serviría de algo cambiar de presidente si no hay un cambio de fondo y estructural en la Dimayor?
¿Seguirá la misma forma de votar y tomar decisiones en las asambleas?
Creo que el tema es mucho más profundo que simplemente cambiar una cara o un nombre.
De las crisis también pueden surgir oportunidades y ojalá este sea uno de esos momentos. Si se logra organizar el Fútbol Profesional Colombiano (FPC) y tener clubes sólidos y fuertes como empresa, no tendrían que salir cada tanto a mendigar plata y pedir apoyo al gobierno.
Deberían los presidentes de los clubes y miembros de la Dimayor hacerse las preguntas correctas, en lugar de estar reventándose la cabeza para ver como vuelven rápido a la actividad (ya habrá tiempo para volver a jugar).
Creo que estos dirigentes están frente a una gran oportunidad para empezar a cambiar y dar un giro positivo, y pensar en una mejor liga y en clubes más fuertes.
Es hora de preguntarse, si seguir así: ¿VALE LA PENA?