Opinión

¿TE COMPRAN BARATO? O ¿TE VENDES BARATO?

La frase “Os compro barato” la escuché en un bar de Málaga en Andalucía, España. Era una de las frases preferidas del difunto Fernando, que en paz descanse. La decía tantas veces, que para los asiduos clientes del bar era una clara expresión de desprecio hacia los lugareños.

Fernandito se quejaba de la ciudad y de su gente, yo tengo que decir que no veía motivo alguno, porque durante mi estancia en esa ciudad, los malagueños demostraron ser personas muy amables y con mucha empatía social y el entorno es único en la costa del sol, sin embargo, parece ser que para Fernando la experiencia no fue la misma.

La escena en el bar se repetía casi a diario y cada vez que los cliente lo instaban a irse a vivir a otra parte, su respuesta contundente siempre era la misma: “De aquí no me voy porque os compro barato”.

Reconozco que la frase para mi era un poco indiferente, hasta que hace unos días se me vino a la mente, al escuchar una expresión similar en boca de un amigo barranquillero con quien conversaba sobre la política, haciendo referencia a las elecciones del proximo domingo 27 de octubre en Colombia.

Ante la proximidad de los comicios, surgieron preguntas sobre el ambiente electoral que se vive en las calles y el favoritismo pupular hacia los candidatos. Una de las respuestas de mi amigo, fue tan directa que me recordó la vieja anécdota malagueña: “Todo bien” -me dijo- “estamos en la etapa donde los políticos preparan los buses y los taxis para trasladar a la gente que se vende barato, los políticos ya tienen el dinero y los pasteles, tu ya sabes como es la cosa, los compran barato”.

El castellano donde quiera que se hable nos ofrece estas coincidencias, la expresión andaluza y la barranquillera quizá en el contexto tengan circunstancias diferentes, pero en el fondo el mismo sentido.

Para algunos políticos, ganar las elecciones depende en la mayoría de los casos del dinero que se invierte, ellos saben que pueden ser “vitalicios” si aplican la estrategia del mochilero que busca adeptos por todos los barrios, preparando la compra de votos de la llamada “fiesta de la democracia”.

El político corrupto que acude a las prácticas no éticas tiene claro lo barato que es comprar la conciencia de la gente.

Muy pocos ciudadanos se detienen a leer con lupa las propuestas de los candidatos durante las campañas, los discursos van y vienen y las promesas poco importan. En medio de los actos demagógicos, el político dedica su tiempo a verificar las listas de sus seguidores, las reuniones se concentran en los preparativos en las sedes y en analizar los resultados de sus posibles votantes. El negocio se mueve tal cual marketing de barrio, los líderes sociales, encargados de pagar los 50 mil o 100 mil pesitos, en el mejor de los casos para algunos, toman atenta nota de las indicaciones dictadas por los responsables de las campañas.

La economía electoral se reactiva, se encargan los pasteles, se contratan a los conductores que movilizarán a los votantes, se acuerda el billetico a pagar y todos felices . Esta claro que los políticos ¿Nos compran barato?, Yo diría que sí, por el precio que pagan los ciudadanos de pueblos y ciudades durante cuatro años de administraciones nefastas. No importa si el candidato tiene antecedentes de corrupción, si lo ha hecho mal en el pasado o si ha estado en la cárcel, aquí lo que importa realmente es definir el precio del voto y respaldar “al doctor”.

Afortunadamente hay una realidad paralela, existe el voto libre y ético, ese que no tiene precio y que se otorga a conciencia y con responsabilidad social. Es propio de aquellas personas cuya dignidad no les permite venderse por un pastel de pollo con cerdo, unas láminas de eternit o por un billetico que se acaba el mismo día que se recibe, sencillamente su voto no tiene precio, porque no se destina a pagar o deber favores, por el contrario, es un voto que reafirma la esperanza del cambio.

“Cuando te compran barato, es porque te vendes barato”, sin aspirar a que mejoren los servicios de salud, la educación para los hijos, la inversión social, la infraestructura de la ciudad, etc. Cuando te vendes barato, se vende también la oportunidad de cambiar la forma de hacer política, se venden las ilusiones y los sueños de todo un pueblo o ciudad . El que compra barato generalmente da lo más barato que tiene a su alcance, porque de una u otra forma necesita recuperar el dinero que ha invertido y además conoce y sabe que sus votantes se conforman con poco.

“Cuando te vendes barato” estás demostrando que no te importa que repitan políticos que no trabajan por la ciudadanía, no te interesa mejorar tus condiciones actuales de vida, vendes tu derecho a no cuestionar y te resignas frente al futuro.

Si vendes tu voto comprenderás que también vendes tu autoridad moral, tu derecho a exigir cambios sociales.
Estamos en una semana de reflexión, donde las decisiones libres y analizadas no apuntan al dinero sino a la ética, a la dignidad y al merecimiento y directamente no contemplan ningún amago de corrupción política, ni mucho menos se valoran en pesos.

Un candidato que no respeta a los ciudadanos, ve a sus electores como los cómplices de un camino fácil , como aquellos que se venden por el plato de lentejas o por las monedas de Judas.

En estos días previos a la jornada electoral, hay que tomar una decisión personal y meditada y antes de otorgar el voto a un candidato tenemos que hacerlo conscientes del futuro que está en nuestras manos, somos responsables del progreso o atraso de nuestras ciudades.

No todo vale, no todo tiene un precio, no podemos actuar bajo el impulso de un billete efimero porque el futuro que está en juego es el mismo que bendeciremos o lamentaremos en cuatro años.

El domingo es un día importante donde no podemos olvidar que cada vez que entregamos el poder de nuestros pueblos, ciudades o país a un corrupto es un paso hacia nuestra propia desgracia.

Si el negocio de la compra-venta de votos se repite como un bucle a través de la historia, la razón es muy lógica: Existen ciudadanos que secundan los planes de la corrupción, participan de la vieja y denigrante práctica de la compra y venta de votos y si existen políticos corruptos… es porque existen ciudadanos corruptibles.