El talento, la preparación, la constancia, el sacrificio e incluso la suerte, son elementos fundamentales para que un atleta alcance la gloria plasmada en el más ansiado de los metales, el oro. Sin embargo,
En lo que llevamos de siglo el factor que más pesa en el logro de medallas olímpicas es el producto interno bruto (PIB) de los países.
La capacidad económica se ha convertido en una cuestión decisiva para alzarse con una medalla.
Desde el año 2000, las naciones con mayor número de medallas han sido las que constituyen el ranking de las economías más potentes del mundo.
En ‘Londres 2012’ siete de los diez países que mayor producto interior bruto tenían se encontraban entre las diez delegaciones más exitosas de esas olimpiadas.
Estados Unidos, economía más importante de ese año, y China, que era la tercera, fueron primera y segunda respectivamente en cuanto a cantidad de metales ganados.
Esto también se produjo en ‘Pekín 2008’, con la diferencia de que los anfitriones superaron a los estadounidenses.
En las pasadas olimpiadas, celebradas en Brasil, el top 10 de medallas estuvo compuesto por ocho de las diez naciones con mayor PIB.
Solo tres países del tercer mundo
En lo que llevamos de siglo, tan solo seis países del tercer mundo han conseguido estar entre el top 20 del medallero en las distintas ediciones que se han celebrado.
Cuanto mayor sea la producción de un país más cantidad de fondos podrá destinar a infraestructuras deportivas, centros de alto rendimiento, facilidades para fomentar la profesionalidad de los deportistas, etc.
Esto se traduce indudablemente en una mejor preparación y formación de potenciales atletas, y por lo tanto, en un incremento de las posibilidades de ganar.