El gobierno de los Países Bajos anunció su intención de extender la práctica de la eutanasia a niños de uno a doce años de edad que padezcan una enfermedad terminal.
La decisión la tomó el gabinete el viernes 14 de abril. Según el ministro de Salud, Ernst Kuipers, “la terminación de la vida es la única opción viable para acabar con el sufrimiento desesperado e insoportable del niño”.
En su sitio web, el gobierno indicó que esto se llevará a cabo a través de una modificación del Esquema de Interrupción del Embarazo y Terminación de la Vida del Recién Nacido (LZA/LP), para incluir a los menores de este grupo etario. Indicó que el nuevo reglamento lo publicarán este 2023 y evaluarán “dentro de varios años después de su entrada en vigor”.
La legislación nacional permite ya la eutanasia para niños menores de un año y mayores de doce. Según dicha ley, los pequeños de doce años a más son capaces de comprender su situación y la gravedad de su decisión.
De acuerdo con medios locales, durante años los médicos han pedido que se regule esta práctica para el grupo etario que se encontraba al medio, es decir entre uno y doce años. El ministro de Salud señaló que “este es un tema particularmente complejo porque trata situaciones muy angustiosas”.
“Me alegro de que, después de una consulta intensiva con todos los involucrados, hayamos llegado a una solución que ayudará a estos niños con enfermedades incurables, a sus padres y también a sus médicos”, expresó.
Primero en legalizar
Los Países Bajos fue el primer país del mundo en legalizar la eutanasia. La ley la aprobaron en el 2000 por la Cámara Baja y en el 2001 por la Cámara Alta, entrando en vigor en abril de 2002.
En septiembre de 2020, el Arzobispo de Utrecht (Países Bajos), Cardenal Willem Eijk, hizo notar que el caso de su país era una muestra de que, cuando se aprueba la eutanasia, lentamente van abandonando cualquier salvaguardia a favor de la vida.
En entrevista con CNA –agencia en inglés de EWTN–, el Purpurado lamentó que en el último medio siglo “el respeto por el valor esencial de la vida de un ser humano” ha sido erosionado cada vez más, con el argumento de que la idea es poner fin al sufrimiento.
El Cardenal Eijk dio estas declaraciones luego de que el Vaticano publicara la carta Samaritanus Bonus, “sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida”.
Dolor y muerte
Esta carta del Dicasterio para la Doctrina de la Fe advierte que el dolor y la muerte “no pueden ser los criterios últimos que midan la dignidad humana, que es propia de cada persona, por el solo hecho de tratarse de un ‘ser humano’”.
Asimismo, recuerda que “el valor inviolable de la vida es una verdad básica de la ley moral natural y un fundamento esencial del ordenamiento jurídico”, y que “así como no se puede aceptar que otro hombre sea nuestro esclavo, aunque nos lo pidiese, igualmente no se puede elegir directamente atentar contra la vida de un ser humano, aunque este lo pida”.
“Suprimir a un enfermo que pide la eutanasia no significa en absoluto reconocer su autonomía y apreciarla, sino al contrario, significa desconocer el valor de su libertad, fuertemente condicionada por la enfermedad y el dolor, y el valor de su vida, negándole cualquier otra posibilidad de relación humana, de sentido de la existencia y de crecimiento en la vida teologal”.
“Es más –advierte–, se decide el momento de la muerte en el lugar de Dios. Por eso, ‘aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador’”.