La muerte del profesor Juan Carlos Antequera, comunicador egresado de la Universidad Autónoma del Caribe (UAC), devela un drama laboral, social y familiar que toca a trabajadores de este centro de educación superior.
La suspensión de contratos de trabajo y el no pago de varios años de cuotas a los fondos pensionales tienen sin ingresos a muchos docentes.
En tiempos de pandemia, los docentes sin salario, no pueden laborar en otro lado, no pueden mantener a sus familias y ven acumularse cuentas y obligaciones.
Si bien es una realidad la crisis en todos los sectores económicos, no es menos cierto que la solidaridad y el manejo técnico de la situación hacen la diferencia.
Y no es que la situación financiera y de deserción educativa sea menor. La diferencia estriba en las alternativas de solución de las directivas universitarias.
Hoy, en Uniautónoma hay profesores y trabajadores que tienen “en el aire” varios años de cotización a pensión y algunos no han podido jubilarse por esta razón.
Similar a la situación de Antequera, hay educadores con más de cuatro décadas en la institución, que viven en medio de preocupación, tristeza e impotencia.
Presentamos algunas de estas historias, que representan cada una, la vivencia de profesionales de la enseñanza y de trabajadores del área de servicios y administrativos.
“Ese fue el pago a un hombre que le trabajó más de 40 años a la Universidad”
El profesor Alejandro Villarreal Daza, presenta actualmente quebrantos de salud generados por la angustia y problemas económicos que enfrenta debido a su situación laboral.
En redes sociales, su esposa, cuenta que este dos de abril, cuando cumplió 69 años, comenzó una fuerte depresión al recordar que debería estar pensionado hace nueve años y no lo está.
Villarreal, con más de 40 años en la universidad, no puede jubilarse porque le hacen falta los doce años de cotización a Colpensiones que UAC no pagó en su momento.
Cuenta su esposa, Yolanda Lizarazú Diazgranados, que él estuvo tres días en la clínica y está medicado para evitar sufrir un infarto y a la espera de exámenes y cita con el cardiólogo.
El educador inició labores en 1981 en la Uniautónoma como catedrático. Años después, en el 2006, es nombrado profesor de tiempo completo.
Luego, en el 2014 fue designado como director del departamento de Ciencias Básicas. El inconveniente se presenta porque sólo desde 1994, la universidad comenzó a pagar su cotización para pensión.
Actualmente, el docente cumple todos los requisitos para pasar al merecido retiro; pero, aún le faltan los 12 años que el empleador no aportó.
Insistente clamor desde redes sociales
El experimentado matemático, con un contrato suspendido, todavía no puede dejar de trabajar, porque requiere cotizar tres años más para completar las semanas requeridas y pensionarse.
De este hecho, se ha notificado, con todos los comprobantes, a la rectora Silvia Gette, al rector Ramses Vargas, a la encargada, Claudia D Cuhna, ahora a Mauricio Molinares, y nada.
Como si fuera poco, el 25 de enero le notifican que su contrato laboral ha sido suspendido y no recibirá salario, ni está pensionado.
Ese fue el pago que le dieron, a un hombre que le trabajó más de 40 años a la universidad, mandarlo para la casa sin un solo peso para responderle a su familia”, anotó Lizarazú.
Pedir a un juez que obligue a hacer el cálculo actuarial a la universidad y reclamar directamente y por redes sociales al rector, es la lucha que libra este educador.
Y no es sólo el tema remuneratorio o económico, es no sentirse valorado, apreciado, o reconocido por una institución a la que se ha dado mucho.
Otros docentes, también afectados por crisis administrativa en Autónoma
Estos son unos casos, de 153 trabajadores suspendidos, de los cuales 50 son docentes; según información no oficial obtenida por notiweb.co
El profe Robin Jiménez Batista está separado de la Universidad por segunda vez. La primera vez fue en noviembre de 2017 y ahora, en enero de 2021. Está en el alma mater desde 1996.
Es padre cabeza de hogar, con esposa y tres hijos; a dos les da estudios universitarios. Es uno de los miles de colombianos sobrevivientes del covid-19.
Comunicador social periodista, especialista en Comunicación para el Desarrollo Regional y magister en Ciencias de la Comunicación, le ha dado su vida a la institución.
Al profesor Guillermo Hernández, por ejemplo, le suspendieron su contrato. También a su exesposa Patricia Pinilla Muñoz. Ambos, tienen una hija a cargo y eso no fue tenido en cuenta.
Hernández podría estar jubilado ya, pero la Universidad durante varios años no giró al Seguro Social el pago para pensión. A Pinilla, le falta un año para pensionarse.
Raúl Carrascal, es otro docente quien durante mucho tiempo hizo un reclamo similar, pero murió hace dos años y nunca recibió su pensión.
Era administrador de empresas, con especialización en recursos humanos, impartió su cátedra 38 años en la facultad de Ciencias Administrativas y Contables de la Autónoma.
Como otros docentes, antes de 1993 nunca le consignaron lo correspondiente al pago pensional al Instituto de Seguros Sociales y a la fecha, este problema no se ha resuelto.
Trabajadores de Uniautónoma se preguntan ¿por qué no se ha dado solución a estos docentes? Y qué pasará con aquellos que han sido afectados por estas graves faltas.
A la misma esposa del profesor Villarreal, Yolanda Lizarazú, le dejaron de pagar más de tres años de aportes pensionales, al igual que a otros empleados del área administrativa.
Suspendidos no entienden cómo fueron escogidos y administración no explica.
“Recibí el correo con la suspensión del contrato; inmediatamente entendí, sin sofisma, que eso equivaldría a perder el trabajo” pensó al leer, Leslie Eduard Smith Vanegas.
El análisis era sencillo: por los términos en que se presentó la suspensión, en especial el cese de cualquier remuneración económica, era como quedar sin trabajo.
Esa es la realidad hoy del maestro, que tiene un hijo en Alemania que depende económicamente de él y una hija que está culminando estudios.
Además de ser responsable del mínimo vital para su hogar, en los últimos meses, le ha tocado asumir un largo y oneroso tratamiento en salud.
Mis 12 años de entrega total a mis estudiantes son la razón por lo cual no tenía ninguna otra vinculación laboral fuera de la Autónoma”.
Pero, lo más devastador a hoy 17 de abril de 2021, ha sido la indiferencia y ninguna apertura de comunicación por parte de las directivas de la universidad Autónoma del Caribe, agrega.
“Pese a mi diligente esfuerzo al diálogo con ellos, a través del envío de más de seis comunicaciones por los medios instituciones de la universidad, ninguna ha merecido respuesta.
A Néstor Juan Sanabria Landazábal, sociólogo, master en Economía y Política Internacional, doctor en Estudios Latinoamericanos, también le suspendieron el contrato desde el 22 de enero.
El docente, investigador senior según clasificación de Colciencias, con 30 años de experiencia y editor de la Revista Dimensión Empresarial hoy está fuera de las aulas.
Sanabria considera que hay graves falencias en la suspensión de los contratos de un grupo de cerca de sesenta profesores sorprendidos con esa medida en enero.
Además, considera, habría una presunta ilegalidad en el procedimiento aplicado para la interrupción.
A consecuencia de esta medida, la casi totalidad del grupo sigue vinculado al cuerpo docente sin disfrute de sueldo y sin el ejercicio de su profesión.
Desde docentes emblemáticos hasta colaboradoras abnegadas y serviciales
Un día después de ganarse un premio por parte de la secretaria de Cultura de Barranquilla, el profesor Giuliano Seni recibió su carta de suspensión.
Aunque se generó el rechazo desde los medios de comunicación y redes sociales; y ser llamado, por el mismo rector, como docente “icónico y emblemático” sigue sin dar clases.
El directivo Molinares dijo que “fue un error involuntario y, en un cruce en las bases de datos, se les notificó a unos docentes” la suspensión.
Añadió que se trata de contratos de la facultad de Ciencias Sociales y Humanas, del programa de Comunicación Social, que hacían parte de un paquete de suspensiones.
La comunicación la recibieron varios docentes icónicos, emblemáticos e importantes para la facultad”, explicó.
La misma página institucional reseña que Seni es productor, investigador y docente de tiempo completo del programa de Comunicación Audiovisual desde 2003.
Es profesor del área de Expresión y Significación Audiovisual (semiología, dirección de arte, fotografía y narrativas audiovisuales).
Y no solamente son docentes; trabajadores, igualmente representativos e “icónicos”, en el área administrativa, también resultaron afectados.
En el área de servicios generales: Rosario Carrillo y Gledis están en sus casas pasando dificultades porque no pueden aportar el salario que sostenía a sus familias.
Gledis, atendió muchos años a los niños en Mi pequeña Uniautónoma, en el programa de formación de primera infancia que funcionó en la institución.
Ellas llevaron el tinto, la aromática o el agua a muchos “profes” y consintieron hasta a estudiantes que les pedían su ayuda diariamente.
Estas historias de carne y hueso, muestran una situación acaecida tras decisiones administrativas que no tuvieron en cuenta cada caso y la afectación que sobrevendría.
Hoy, trabajadores y sus familias están pasando dificultades y los estudiantes están privados de excelentes guías para su preparación profesional.
Hay inquietudes, precisiones, que esperamos el rector Mauricio Molinares pueda dar a este medio, a la ciudadanía, y, lo más importante, a la comunidad universitaria.
SEGUNDA PARTE
Lea primer informe:
Muerte del profesor Antequera, la punta del Iceberg de una terrible realidad