El 2023 inicia para los municipios de Fundación (Magdalena), San Vicente del Caguán (Caquetá), San José del Guaviare (Guaviare) y Tumaco (Nariño) con un nuevo sonido, el de las cuatro Emisoras de Paz que entrarán en funcionamiento el viernes 10 de febrero y que permitirán a estas regiones contar, en su propia voz, su realidad.
Las primeras 12 están en Chaparral (Tolima), Ituango (Antioquia), Convención (Norte de Santander), Fonseca (La Guajira), San Jacinto (Bolívar), Algeciras (Huila), Arauquita (Arauca), Bojayá (Chocó), El Tambo (Cauca), Florida (Valle del Cauca), Puerto Leguízamo (Putumayo) y Mesetas (Meta).
Cada una de las Emisoras de Paz tiene el propósito de permitir que las comunidades las reconozcan como propias y como un medio público neutral, con una gran responsabilidad social: mostrar una realidad noticiosa más completa al resto del país, abarcando también su dimensión humana, cultural e histórica.
Estos cuatro nuevos municipios hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), un instrumento de gestión y planificación con el que el Estado busca impulsar el desarrollo económico, social y ambiental en aquellas zonas del país más afectadas por el conflicto armado interno.
“Los lugares para la ubicación de las emisoras los aprueba la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación – CSIVI, organismo conformado por el Gobierno y el Partido Comunes, como lo determinó el acuerdo final”, explica Dora Brausin, subgerente de Radio de RTVC.
Esta decisión responde a unos criterios previamente definidos por expertos que determinan qué favorabilidad hay desde la parte técnica y operativa, si se cuenta con disponibilidad de frecuencias de RTVC allí y con un fundamento técnico mínimo para que las emisoras puedan funcionar.
4 territorios, 4 realidades que conocer
Rescatar los valores de cuatro regiones golpeadas por el conflicto, es posible con la llegada de las Emisoras de Paz a estos lugares que también se destacan por sus ecosistemas, paisajes, sabores, músicas y razas, vistas a través de los ojos de sus gentes.
Cada uno de estos territorios, al igual que los otros 12 que ya cuentan con las emisoras, guardan sus propias historias y realidades, que ahora pueden ser contadas para hacer catarsis, mostrar las caras desconocidas -mucho más bellas- de esa realidad, sanar sus heridas y trabajar en la construcción de mejores días.
Este 10 de febrero, cuando se ilumine el aviso con la frase ‘Al aire’ en San Vicente del Caguán (Caquetá), Tumaco (Nariño), San José del Guaviare (Guaviare) y Fundación (Magdalena), llegará una nueva oportunidad para que los equipos de periodistas de las regiones se conviertan en puentes de conexión con el resto del país y para que la comunidad se apropie de los micrófonos.
Así lo destaca la subgerente de Radio de RTVC, Dora Brausin: “Con la llegada de las Emisoras de Paz, algunas de estas regiones que se consideraban como la ‘Colombia profunda’ empiezan a ser parte de la ‘Colombia conectada’, permitiendo que sean sus habitantes los que se cuenten y no que se hable de ellos desde Bogotá y las grandes ciudades”.
En su opinión, “esas regiones se acercarán con el resto del país para contar de una manera más directa y fiel sus sueños, planes, trabajo, por qué son pujantes, por qué son territorios muy ricos e importantes para una Colombia que se construye o pretende construirse desde el reconocimiento de sus valores”.
Huella propia
Aunque a estos cuatro nuevos municipios, también los une un pasado marcado por la violencia, cada uno tiene su propia huella y su forma de contarlo y superarlo. Según Vicente Silva, director de Radio Nacional, la llegada de la emisora de San Vicente del Caguán significa recibir un medio público de gran prestigio y calidad en la región de los Llanos del Yarí.
“Esa es una zona que no solo involucra a gran parte del Caquetá y Huila, sino a otras regiones”, asegura Silva, “incluye una parte de la región Andina, otra de la Amazónica y parte de la Orinoquía. Es llegar a una región muy rica y mostrar su abundancia, no solo en aspectos como la ganadería, sino también en lo cultural, pues es un territorio donde la colonización ha dejado una mixtura de las culturas del Tolima, Huila, Caquetá y Llanos Orientales, que los colombianos no conocen”.
Algo similar ocurre en San José del Guaviare, la primera capital de departamento en donde se ubica una de las Emisoras de Paz. Siendo una ciudad con algo más de 50 mil habitantes, es otra cara de esa ‘llaneridad’ del país, un territorio en buena medida deshabitado, pero también muy rico en comunidades que son desconocidas, algunas de ellas indígenas, que siguen en lo profundo y al igual que Caquetá, Putumayo, Guainía, Vaupés, Vichada y Arauca, es un territorio de colonización.
Desde Tumaco
Al trasladarse al otro extremo, en el Pacífico Sur de Colombia nace otra emisora, más exactamente en Tumaco, tierra que desde Bogotá se reconoce como la cuna de futbolistas como Jorge Cabezas y Óscar Cortés, quienes nos emocionan con sus goles en el actual Sudamericano Sub-20 y siguen los pasos de Willington Ortiz, Léider Preciado y ‘El Tigre’ Castillo. Además, es el municipio de atletas como Silvio Marino Salazar, y que poco se asocia con el departamento de Nariño.
Tumaco es también paisaje, mar, camarones, playas, el principal puerto petrolero de Colombia en el Pacífico, pesca y hasta Noches de Bocagrande, una canción que nada tiene que ver con Cartagena sino con Bocagrande, en Tumaco, inspiración del maestro Faustino Arias, determinante en la música nariñense.
La música es un patrimonio que ha salido a flote en cada uno de los territorios, ritmos que quedan excluidos de las narraciones que se hacen desde las ciudades capitales, como ocurrió con el sonido de la marimba, propia de Tumaco, pero que se rescatan en iniciativas como Músicas Campesinas, un trabajo discográfico originado en los lugares donde se encuentran las Emisoras de Paz.
Esta onda sonora también llegará hasta Fundación en el Magdalena, cuya historia rica en sonidos de ferrocarril y de músicas, vive en íntima relación con poblaciones como Aracataca y la herencia vallenata, otro entronque cultural que permite tener visiones de esa riqueza infinita que es el Caribe colombiano.
¿Qué se oirá?
El Acuerdo de Paz establece que las emisoras deben funcionar en concordancia con la programación de Radio Nacional de Colombia, perteneciente a RTVC, de modo que sus contenidos están en la misma línea editorial, “enfocada en la información, la cultura, el servicio, el entretenimiento, pero en particular, en función de su razón de ser: hacer pedagogía sobre el Acuerdo de Paz y su implementación”, agrega el director de la emisora Vicente Silva.
En su programación se cuentan espacios culturales, musicales y de servicio: dos informativos diarios de 30 minutos cada uno; un programa tipo magazín, donde a lo largo de una hora se destacan las acciones que contribuyen o transforman positivamente los territorios; el espacio Encuentros de paz, que hace pedagogía sobre el Acuerdo con expertos, pero también con voces de liderazgo y personas destacadas y conocedoras de los territorios.
También está El Campo en la radio, un espacio dedicado y construido especialmente para acompañar desde la madrugada a los campesinos en los territorios y, adicionalmente, programas que buscan promover la música y reconocidos artistas que suenan en las regiones y los nuevos talentos que no han tenido la posibilidad de salir a otros espacios nacionales.