Carlos Ordóñez, nació en soledad hace 29 años y llegó en agosto de 2018 a Marsella (Francia), inicialmente con el sueño de realizar un intercambio cultural como gestor, luego fue designado allí por una entidad que desarrolla operaciones en varios países, como gerente de un proyecto gracias a su carisma, sensibilidad social y capacidad de trabajo.
La Asociación Minka, co-fundada y dirigida por la española Lucía Cano Dato, e integrada por varios arquitectos, creó el proyecto ‘Reactivación de espacios comunes’ que busca llevar actividades lúdicas y ambientales en los espacios públicos con el fin de trabajar diferentes grados de violencia y diferentes problemáticas sociales en Marsella, ciudad que ha sido punto de intersección, de inmigración y comercio desde que los griegos la fundaron alrededor del año 600 a.c.
La asociación, cuyo lema es: “Una mirada desde la arquitectura para la reconstrucción social”, hace presencia en Colombia, Francia, Líbano Ecuador, Haití y Túnez y su meta es crear una red artística y cultural a favor de las diversas culturas establecidas en la ciudad, que permita la reactivación de espacios públicos donde se pueda generar transformación social y cultural.
“Realizamos muestras culturales desarrolladas a través de laboratorios, donde el actor social pone en práctica y comparte el conocimiento adquirido, enfocándose en las distintas problemáticas sociales que vive su comunidad o contexto. En otras palabras, propiciamos el intercambio de saberes, herramientas y experiencias que permiten el desarrollo y la participación activa del actor social en su comunidad”, sostiene.
Y agrega: “lo hacemos posible gracias a un colectivo de profesionales de diferentes áreas de conocimiento, junto a las diferentes organizaciones y líderes sociales que se manifiestan en cada uno de nuestros espacios. Todos promovemos valores como sentido de identidad, sentido de pertenencia, liderazgo, empoderamiento, transparencia, compromiso social y respeto por la diversidad”.
Marsella se parece a Soledad y Barranquilla
La tarea es compleja porque Marsella, puerto fluvial del sur de Francia, es una ciudad con una población muy diversa ya que a partir de 1950, sirvió como puerto de entrada a Francia para más de un millón de inmigrantes, especialmente argelinos.
“Marsella se parece a Soledad y Barranquilla porque acá llega gente de todas partes del mundo. Italianos, libaneses, latinos y sobre todo muchos africanos. Esta mezcla le ha dado un toque especial a esta ciudad. Sin embargo, si bien es la tercera ciudad con mayor población después de París y Lyon, no todo es perfecto. Acá, como en muchas ciudades, hay lugares públicos que son foco de diferentes grados de violencia y es donde nosotros pretendemos intervenir”, afirma.
“Trabajamos las artes como medio, pero nuestro enfoque va dirigido especialmente a las prácticas ecológicas y ambientalistas conscientes, por eso hacemos énfasis con la comunidad en los proyectos de bioconstrucción, reciclaje, compostaje, cultivos orgánicos y saberes ancestrales, con el ánimo de desarrollar mayores niveles de conciencia”, enfatiza.
“La asociación organiza eventos que permiten el acceso y participación a todos los posibles públicos, la idea es que los ciudadanos comprendan la importancia del arte y la creatividad, y cómo estas pueden influenciar el desarrollo y las prácticas responsables, dando así un mayor carácter y responsabilidad a cada ejercicio de la vida cotidiana”, sentencia.
Y profundiza sobre lo que hace la asociación. “A través de las habilidades específicas de los profesionales en el desarrollo de espacios públicos, Minka participa en la coordinación de talleres participativos, pero también en comunicación o mediación. Los miembros de Minka han desarrollado una definición de esta área más amplia. El deseo de construir con las propias manos, pensar colectivamente y encontrar placer en la realización del proyecto nos ha llevado, a cada uno de nosotros, a desplegar nuestra experiencia para diseñar talleres y proyectos de mayor dimensión social y experimental”.
Como gerente de esta iniciativa en Marsella, Carlos coordina los proyectos socio-culturales de la asociación, realiza labores de inmersión y trabajo social, de cooperación y asociativo, diseña experiencias de usuarios y produce eventos.
El joven es multifacético porque sumado a lo anterior es realizador de piezas audiovisuales, social media manager, community manager y maneja la publicidad, la fotografía y el marketing.
Mis raíces
Es bachiller técnico en electricidad y electrónica del Colegio Francisco José de Caldas, realizó estudios técnicos en telecomunicaciones en Itsa y dejó inconclusos sus estudios como profesional en Dirección y Producción de Radio y Televisión en la Universidad Autónoma del Caribe, por motivos del viaje.
Entre 2009 y 2018 se desempeñó en diferentes cargos en la Universidad del Norte donde sus últimos 4 años fue supervisor del Laboratorio de Fotografía y la Sala de Diseño Digital.
Carlos incentivo a la consolidación del grupo tradicional de gaitas, denominado Mistral de Gaita, compuesto por colombianos y una argentina, quienes a la fecha continúan en ejercicio por la propagación de los buenos aspectos de la cultura caribe.
“Me siento orgulloso de ser soledeño, de lo que hice con mi hermano a través de la fundación juvenil y ahora enfrento nuevos retos que me han enriquecido. Mi sueño es seguir compartiendo con mi gente todo este aprendizaje y posibilidades”, sostiene.