150 burros corcoveones, comparsa del corregimiento de Pital de Megua (Baranoa), con sus diseños tradicionales y máscaras en papel maché elaboradas por el artesano de Galapa José Llanos, acompañaron a la Banda departamental de este municipio, encabezando el desfile de Batalla de Flores este sábado de carnaval en la vía 40, junto a más de 500 niños y jóvenes
“Es muy grande ir a descansar a las cuatro o cinco de la tarde, en el puente de La María, siempre mostrando algo diferente que le guste a la gente y lógicamente este año hay nervios para que todo el mundo quede contento y sea un espectáculo la Banda departamental de Baranoa” anticipó Hilton Escobar, director de la agrupación al anunciar a la comparsa Burros Corcoveones, invitada especial este año y a la que se rindió homenaje en sus 20 años de existencia.
Ya se hizo un homenaje a la cumbia, a los monocucos, a los diablos arlequines, a son de negro de Santa Lucia y “este año se escogió esta danza que es muy linda, campesina y la vamos a mostrar en su esplendor, en sus 20 años para que muestren lo que ellos hacen”, anticipó Escobar al explicar que durante el recorrido los espectadores pudieron apreciar música, sonido, tecnología en sonido, teatro, un espectáculo en el que participaron 525 personas.
En este sentido, en la vía 40 la Banda tocó la canción El burro intelectual, que mezcla merengue y ritmos tropicales y folclóricos; también champeta, con el tema africano El Sebastián; el garabato o chandé, himno del Carnaval, Te Olvidé; cumbia con la pollera Colorá y los temas populares que le cantan al equipo de futbol Junior de Barranquilla.
La historia del burro corcoveón
Este disfraz individual autóctono del Carnaval de Barranquilla, haciendo simulación y parodia de los movimientos del animal, o corcovos, que son los saltos que dan algunos animales encorvando el lomo, especialmente cuando es salvaje e indómito.
En la danza, conformada por hombres, mujeres, niños y niñas, cada integrante se pone un vestido, semejando la piel del cuadrúpedo y al ritmo de música caribeña imita su marcha dando patadas y brincos, acompañado del dueño quien trata de amansarlo, siendo revolcado, pateado y mordido por el animal arisco.
Como la época coincide con la cosecha del millo, producto cultivado históricamente en esa zona del departamento, los campesinos creen que, al alimentarse con este grano, los burros se tornan más corcoveones, creencia que se extiende a la creación cultural, ya que es común que las máscaras lleven entre sus dientes una mazorca de millo.