La comunidad académica y el público en general participa, del 11 al 15 de marzo, de una nueva edición de la Semana de Derecho de la Universidad del Norte, espacio de reflexión en torno a los desafíos, avances y nuevas perspectivas en el campo jurídico, organizado por la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.
Con un enfoque interdisciplinario, más de 50 panelistas nacionales e internacionales desarrollan una programación con más de 20 eventos (paneles, conversatorios y talleres) que abordan temas como la aplicación de la inteligencia artificial al ejercicio del derecho, los retos de la empresa de familia y del derecho inmobiliario en el Caribe colombiano, entre otros.
La jornada académica abrió con un panel en torno a la reforma a la justicia, moderado por Mónica Vásquez Alfaro, profesora investigadora del Departamento de Derecho, bajo tres enfoques: descongestión de la justicia, donde han jugado un papel importante los mecanismos alternos de solución de conflictos; acceso a la justicia, donde entra el tema de las nuevas tecnologías, y el diseño institucional.
Cuando se habla de reforma a la justicia se exploran varios imaginarios en la sociedad: ¿qué es justicia como virtud, como sistema y, sobre todo, ¿cuáles son los problemas que acomete? El abogado Ulises Canosa Suárez, presidente del Instituto Colombiano de Derecho Procesal, señaló que no habrá una sola ley de reforma a la justicia, sino que se desarrollarán varios proyectos de ley, con el objetivo de analizar temas penales, laborales, civiles, comerciales, de familia, “de tal manera que durante los dos años que va a funcionar la comisión habrá proyectos que se irán radicando en el Congreso”.
Actualización
“El Instituto propuso una ley de actualización del Código General del Proceso, porque el Código es del año 2012, entró en vigencia en 2016 y han sucedido muchas cosas en estos 8 años: pandemia y el uso de tecnología cambiaron la forma de hacer las cosas, de expresar la voluntad, de formar el consentimiento, etc., y por lo tanto cambió la forma de actuar en los procesos judiciales”, argumentó Canosa Suárez.
La doctora en derecho, María De Jesús Illera Santos, docente de pregrado y posgrado de Uninorte, precisó que en la década de los 70 surgieron los mecanismos alternos de solución de conflicto, como conciliación, arbitraje o mediación, debido al contexto social, política y económica que se vivía en Estados Unidos, cuya crisis del sistema judicial llevó a varias instituciones liderar la búsqueda de alternativas diferentes al proceso judicial para la resolución de conflictos.
“En ese orden de ideas, cuando hoy se acude al estudio de estas figuras, encontramos esa referencia inicial de que estos mecanismos sirven para descongestionar los despachos judiciales. Es decir, se ha vuelto una característica esencial cuando acudimos a dialogar sobre estas”, enfatizó Illera Santos.
Para el abogado Alberto Páez Bastidas, magíster en literatura y socio fundador de Familia Alumbra, uno de los temas más complejos que ha encontrado al momento de ejercer como conciliador es la “pésima praxis de los colegas” para crear fórmulas de arreglo. “La mejor manera es dejar de ver la conciliación como parte de un proceso judicial, y por eso rescato lo que dices. Si eso se logra, realmente en el futuro podremos aprovechar de manera adecuada el mecanismo de conciliación por parte de los colegas, que es donde está la mayor caída de la figura, la pésima praxis”, afirmó Páez Bastidas.
Instrumento de paz
De acuerdo con Horacio Cruz Tejada, profesor investigador del Departamento de Derecho, el proceso judicial también es un instrumento de paz, pero a él debemos acceder “cuando definitivamente no pudimos resolver nuestras controversias por otras vías”. ¿Eso qué implica?: “tomarse en serio el rol del abogado”, trabajar en el diseño adecuado de su teoría del caso.
“Si usted trabaja adecuadamente en un ejercicio probatorio extraprocesal, seguramente evitaremos muchos litigios y muchas causas no llegaran a conocimiento de un juez. Nuestro país padece una excesiva litigiosidad, por todo y nada se demanda. Nos quejamos del juez que se demora en resolver el problema, pero no nos damos cuenta que nosotros somos parte del problema. El servicio de justicia implica un ejercicio de corresponsabilidad”, recalcó el docente.