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99.000 barranquilleros salieron de la pobreza: Alcaldía

Barranquilla sigue demostrando ser la ciudad de Colombia que más está luchando por reducir la pobreza y mejorar sus condiciones de vida.

Así lo demuestran sus indicadores sociales, los cuales para el último año mostraron reducción de la pobreza en 5,5 puntos porcentuales.

Según informó la alcaldía, pasó de 41,2% en 2020 a 35,7% en 2022, lo que significó que más de 99.000 barranquilleros salieran de condición de pobreza.

En Colombia se considera a una persona pobre monetariamente si no cuenta con los ingresos necesarios para adquirir una canasta básica de bienes y servicios.

Según el DANE, a cierre de 2021, si una persona tiene ingresos por debajo de $358.892 es catalogado pobre, y por debajo de $176.762 estaría en condiciones de pobreza extrema.

De acuerdo con el gerente de Ciudad, Juan Manuel Alvarado, quien hasta esta semana se desempeñó como secretario de Planeación, en los últimos diez años Barranquilla ha mostrado una de las evoluciones más importantes en términos de indicadores sociales del país.

“Entre 2012 y 2019 hubo una importante reducción de la población pobre, así mismo un incremento de la clase media y una población en condiciones vulnerables que se mantuvo en niveles estables”, dijo.

Informe anual

El informe mensual de Coyuntura Económica muestra que en los últimos diez años Barranquilla es la tercera ciudad con mayor crecimiento de sus ingresos por persona.

Pasa de $535.719 en 2012 a $714.926 en 2021. Bogotá, Montería y Cúcuta fueron las ciudades con el menor porcentaje de crecimiento de sus ingresos

Gracias a la reactivación Barranquilla está cerca de alcanzar niveles de años anteriores, donde la pobreza extrema para 2012 fue de 34,8% y para 2021 cerró en 35,7%.

“Significativamente, la pobreza de Barranquilla es igual a la registrada en el promedio de las 13 ciudades principales y su área metropolitana”, explicó Alvarado.

Anotó que “en cuanto a la pobreza extrema, tiene menores niveles frente a las ciudades principales del país, incluso menor que Bogotá, Cali y el promedio nacional”.

Por su parte, en materia de percepción y seguridad alimentaria, las cifras son muy favorables. Conforme a la encuesta de Pulso Social que desarrolla el DANE.

En abril de 2021 solo el 34,8% de los barranquilleros manifestó consumir 3 comidas diarias.

Sin embargo, para mayo del presente año ese porcentaje subió a 68,8%, un incremento superior al 100%.

Es un reflejo de los proyectos y programas sociales que ha ejecutado la Administración  distrital y de la propia reactivación económica local.

Mercado Laboral

Durante el 2021, a medida que se fue regresando a la normalidad con la reapertura de la economía, los niveles de desempleo en el país mostraron una tendencia descendente.

De la región Caribe solo Barranquilla y Cartagena evidenciaron niveles de desempleo inferiores al promedio de las 10 ciudades principales.

Se ubicaron en 12,5% y 11,4% correspondientemente durante el trimestre de marzo-mayo de 2022.

A diferencia de la tendencia nacional, el desempleo de Barranquilla mermó durante la primera mitad de 2021.

Evidenció un aumento importante al finalizar el año, el cual se mantuvo hasta el trimestre de noviembre de 2021 a enero 2022.

En ese momento empezó a disminuir el desempleo, que comparado con el trimestre del año anterior, disminuyó 2,2 puntos porcentuales.

Pulso social

La confianza del consumidor en Barranquilla se recupera lentamente después del choque generado por el COVID-19 en 2020.

Durante el trimestre de marzo a mayo de 2022, el índice de las expectativas del consumidor se ubicó en 34 para Barranquilla.

Se mantuvo por encima de Bogotá que cerró en 31,9, pero debajo del promedio de las 23 ciudades de 35,1.

En este sentido, al indagar por las posibilidades de consumo, Barranquilla se posiciona como la ciudad con la menor percepción negativa.

Solo el 37,3% de sus habitantes consideran que no tienen mayores posibilidades, mientras en el promedio de las 23 ciudades el 62,7% lo considera así.

A nivel regional solo Barranquilla mantiene una percepción negativa inferior que el promedio, pues en 6 de las 7 ciudades capitales más del 68% considera que no tiene mayores posibilidades de consumo.